domingo, 29 de marzo del 2009 a las 23:00
Importante curso llamado de Orientaciones Nacionales.¡¡¡Que manía entonces de poner el apellido de Nacionales a todo !!!Estábamos en pleno franquismo. Era en Tetuán, donde estuvimos el curso siguiente al de Rincón del Medik.
En efecto, habíamos vuelto de pasar el verano en Cádiz, en casa de mi abuela y esta vez mi padre tenía que hacer ese importante curso en la capital de la Zona Norte de Marruecos.
Isabelita ya no se quedó en Cádiz y nos fuimos los cuatro a Tetuán.
Doña Paca era la dueña de la casa donde nos alojamos durante el tiempo que duró el curso. Doña Paca era una señora mayor, de la edad de mi abuela Ramona, que vivía en la misma casa que nosotros junto a su hijo y la mujer de éste. Estos deberían ser de la edad de mis padres, supongo.
Al principio no me cayó bien Doña Paca. De pequeño se es muy susceptible ante cualquier cosa que no te parezca auténtica. A mi al menos me pasaba. Y es que doña Paca tendría verdadera ansia de tener un nieto. Por eso me dijo nada más verme, yo voy a ser tu abuelita. Y yo, que muy a mi pesar, había dejado en Cádiz a mi abuela Ramona, no me sentó nada bien aquel ofrecimiento. Me parecía que le era infiel. Yo no sabia nada de cuernos, obviamente.
Nada mas llegar nos recibieron con dos perros. Uno era hembra, un magnífico ejemplar de pastor alemán.A mi me parecía enorme. Y lo era. Le llamaban "Chiquitilla".Entonces yo tenía ya casi seis años. El otro también hembra, creo, era muy pequeña al lado de la otra y se llamaba "Chispi". Por lo que recuerdo vivían en perfecta armonía.
Por la mañana, venia Chiquitilla siempre a despertarnos y se acercaba a nuestras camas .Es una de las imágenes que con mas nitidez recuerdo de aquella época. Siento que el cariño a esta perra era mutuo.Los que tengan perros saben perfectamente de que hablo. Chispi estaba amaestrada de forma que se ponía vertical apoyada solo en las patas traseras y el culo. Así se quedaba la pobre hasta que se cansaba. Recuerdo los ojillos como pidiéndote que la liberases de aquella postura.
Mi padre se encargó de buscarnos colegio para ese curso. Yo asistía en jornada de mañana y tarde a uno de los colegios públicos que entonces se llamaban Grupos Escolares. Recuerdo que mi maestro se llamaba Don Angel Loengri. Todas las mañanas nos llevaba a mi hermana y a mi, un chico joven de etnia marroqui.No recuerdo su nombre ni tampoco por qué, nos llevaba él.
Ese colegio debía estar cerca de la casa donde vivíamos. Esta estaba situada en el Barrio Málaga de Tetuán.
Recuerdo que el libro donde leíamos era muy especial para mi. Nos dejaban en manos de un niño de mayor edad para que leyésemos con él. Esta niño seria de cursos avanzados y se encargaba de atendernos antes de leer con el maestro.Una especie de ensayo supongo.
Un día yo, que empezaba mis primeras lecturas me atranqué al leer. No daba crédito a lo que el chico mayor me decía. Se trataba de dos palabras que yo no quería pronunciar. Eran ósculo y husmea. La primera a mi me sonaba a culo, la otra a mea. Estos eran los sonidos que aquellos vocablos me inspiraban. Yo me resistía a pronunciarlos y el niño aquel me dió mas de un pescozón para que los leyera. A trancas y barrancas consiguió que yo lo pronunciara. Me quedo la duda
Ya algo más mayor lo busqué en el diccionario ósculo, Beso dado en la mejilla y husmea algo asi como rastrear con el olfato o indagar con disimulo.
Recuerdo también haber ido al cine con mis padres y con Pepita y Paco. Esta era el hijo de doña Paca que dije al principio del relato . Recuerdo que la película era El Fantasma de la Ópera. No me debió dar mucho miedo porque me quedé dormido al principio de la película.
También recuerdo paseos por la mañanas de domingo con mis padres e Isabelita y Pepita y Paco por el parque de Tetuán.
Hasta aqui la tercera entrega de recuerdos de mi infancia en tierras africanas.
En efecto, habíamos vuelto de pasar el verano en Cádiz, en casa de mi abuela y esta vez mi padre tenía que hacer ese importante curso en la capital de la Zona Norte de Marruecos.
Isabelita ya no se quedó en Cádiz y nos fuimos los cuatro a Tetuán.
Doña Paca era la dueña de la casa donde nos alojamos durante el tiempo que duró el curso. Doña Paca era una señora mayor, de la edad de mi abuela Ramona, que vivía en la misma casa que nosotros junto a su hijo y la mujer de éste. Estos deberían ser de la edad de mis padres, supongo.
Al principio no me cayó bien Doña Paca. De pequeño se es muy susceptible ante cualquier cosa que no te parezca auténtica. A mi al menos me pasaba. Y es que doña Paca tendría verdadera ansia de tener un nieto. Por eso me dijo nada más verme, yo voy a ser tu abuelita. Y yo, que muy a mi pesar, había dejado en Cádiz a mi abuela Ramona, no me sentó nada bien aquel ofrecimiento. Me parecía que le era infiel. Yo no sabia nada de cuernos, obviamente.
Nada mas llegar nos recibieron con dos perros. Uno era hembra, un magnífico ejemplar de pastor alemán.A mi me parecía enorme. Y lo era. Le llamaban "Chiquitilla".Entonces yo tenía ya casi seis años. El otro también hembra, creo, era muy pequeña al lado de la otra y se llamaba "Chispi". Por lo que recuerdo vivían en perfecta armonía.
Por la mañana, venia Chiquitilla siempre a despertarnos y se acercaba a nuestras camas .Es una de las imágenes que con mas nitidez recuerdo de aquella época. Siento que el cariño a esta perra era mutuo.Los que tengan perros saben perfectamente de que hablo. Chispi estaba amaestrada de forma que se ponía vertical apoyada solo en las patas traseras y el culo. Así se quedaba la pobre hasta que se cansaba. Recuerdo los ojillos como pidiéndote que la liberases de aquella postura.
Mi padre se encargó de buscarnos colegio para ese curso. Yo asistía en jornada de mañana y tarde a uno de los colegios públicos que entonces se llamaban Grupos Escolares. Recuerdo que mi maestro se llamaba Don Angel Loengri. Todas las mañanas nos llevaba a mi hermana y a mi, un chico joven de etnia marroqui.No recuerdo su nombre ni tampoco por qué, nos llevaba él.
Ese colegio debía estar cerca de la casa donde vivíamos. Esta estaba situada en el Barrio Málaga de Tetuán.
Recuerdo que el libro donde leíamos era muy especial para mi. Nos dejaban en manos de un niño de mayor edad para que leyésemos con él. Esta niño seria de cursos avanzados y se encargaba de atendernos antes de leer con el maestro.Una especie de ensayo supongo.
Un día yo, que empezaba mis primeras lecturas me atranqué al leer. No daba crédito a lo que el chico mayor me decía. Se trataba de dos palabras que yo no quería pronunciar. Eran ósculo y husmea. La primera a mi me sonaba a culo, la otra a mea. Estos eran los sonidos que aquellos vocablos me inspiraban. Yo me resistía a pronunciarlos y el niño aquel me dió mas de un pescozón para que los leyera. A trancas y barrancas consiguió que yo lo pronunciara. Me quedo la duda
Ya algo más mayor lo busqué en el diccionario ósculo, Beso dado en la mejilla y husmea algo asi como rastrear con el olfato o indagar con disimulo.
Recuerdo también haber ido al cine con mis padres y con Pepita y Paco. Esta era el hijo de doña Paca que dije al principio del relato . Recuerdo que la película era El Fantasma de la Ópera. No me debió dar mucho miedo porque me quedé dormido al principio de la película.
También recuerdo paseos por la mañanas de domingo con mis padres e Isabelita y Pepita y Paco por el parque de Tetuán.
Hasta aqui la tercera entrega de recuerdos de mi infancia en tierras africanas.
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