Recuerdos de la infancia IV o la explosión
domingo, 05 de abril del 2009 a las 01:00
Después del importante curso que hizo mi padre, nos fuimos como de costumbre para Cádiz. Tren desde Tetuán hasta Ceuta y barco desde allí hasta Algeciras. En Algeciras cogíamos un autobús de Comes hasta la ciudad de Cádiz.
El autobús paraba en Canalejas, justamente en el edificio que albergaba el cine Gades. Desde allí cogíamos un taxi que nos llevaba a la casa de Ramona, mi abuela materna en la Tacita de Plata. Era el día 1 de Julio.
El verano transcurría lentamente. A esa edad nunca tienes prisa. Desconoces esa palabra. Por la mañana te despiertas y oyes esa mujer que pregona en voz alta " El Diario de Cadiz El Diarioooooooo". Eso con una musicalidad muy especial. Difícil de explicar. O tambien " el quinientos setenta y seis, llevo dos iguales para hoooooooooy ". Así supimos que estábamos en Cádiz al despertarnos esos pregones.
Algunas veces te llevan a la playa de la Caleta, las menos al Balneario Victoria.¡¡Como recuerdo aquel tranvia, y aquellas colas frente al muelle en Canalejas!!.Y aquellas casetas y aquel olor fortísimo a bajamar. Pocas veces he vuelto a sentir aquel olor. Quizás algo parecido, pero no igual.
Y aquellos vecinos Manuela, Trini, Lola, Paca, Patro, Doña Dolores Doña Manolita, El cura y doña Maria y un señor bajito y muy elegante al que llamaban Arturito. Vivíamos en Cardoso nº 2 2ºdcha
Mi madre tenia 28 años, mi padre 37 . Por las tardes a eso de las seis de la tarde mi madre empezaba a " arreglarnos ", palabra muy propia de aquella época. A las siete saliamos rumbo a la Plaza de Mina.
Allí se sentaban los padres en los bancos mientras los niños correteábamos por la Plaza. Dos gordas de pipas de girasol, dos gordas de altramuces y dos gordas de triki-trake , " consumian tres partes de mi hacienda ".
A las nueve de la noche nos íbamos de regreso a casa. Todavía no existía ese cambio horrible de hora de verano. Desde la Plaza de Mina, mi padre decidía el itinerario a seguir. Había fundamentalmente dos. Uno por las calles San José, Ancha, San Miguel, cuesta deTomás Isturiz , puestos de los churros y enseguida Cardoso 2, y a su templo. La otra alternativa era Callejón del Tinte, Sagasta, Ancha y después igual que el primer itinerario.
¿Por que cuento esto? Bueno hay una pequeña anécdota que se repetía muchas veces en todo el veraneo de la familia Iglesias, con lo que dejaba de ser anécdota. Cuando tomábamos el 2º itinerario Isabelita y Manolito se miraban muy contentos. En la esquina de Sagasta con Cánovas, creo, había un Bar llamado la Cruz Blanca. Allí nos tomábamos unas copas y unas tapas.¡¡¡que cosa mas simple!!! Mis padres tomaban vermuth, a mi hermana y a mi nos daban un refresco. Pero lo que mas nos gustaba eran las tapitas. Mi hermana y yo hacíamos apuesta a ver quien ganaba, según fuésemos por San José o por el Tinte. Cuando iniciábamos el regreso desde la plaza nos mirábamos. Era un momento de complicidad no disimulado.
A veces íbamos por Ancha y seguíamos hasta el Palillero, para después tomar Columela, Plaza de las Flores y Mercado Central. Este itinerario no nos gustaba mucho, pues no nos permitía cuando bajábamos por Tomas Isturiz, ver alguna escena del cine Terraza, cuando nos cogía en brazos mi padre o alguien mayor.
El cine Terraza era uno de los varios cines de verano que había en Cádiz.
Ese mismo verano ocurrió una cosa. Era una noche de Agosto. Volvíamos de la plaza de Mina por este último recorrido, cuando mi hermana y yo vimos como el cielo de la Plaza de las Flores se puso intensamente rojo.
Inmediatamente se oyó una explosión, y la onda expansiva nos arrojó al fondo del pasillo de un bar llamado El Piano. Recuerdo que mi padre se llevó las dos manos a la cabeza, mientras exclamaba ¡¡¡¡Dios mio !!!, pensó que se trataba del fin del mundo. Nos diría más tarde.
La ciudad se quedo sin luz y se oían muchos cristales rotos por los suelos.
Las personas que andaban como nosotros, tampoco se explicaban que sería aquello. Circulaban todo tipo de rumores.
De aquella explosión supimos algunas cosas mas en horas sucesivas. Pero yo era muy pequeño y de todos los detalles no me enteré. Mucha confusión. Aquello se conocería para siempre en Cádiz como LA EXPLOSION.
De aquella experiencia me quedó la tristeza de ver a mi tia Josefa llorar por la muerte de su hermano Antonio que aquella noche falleció,víctima de LA EXPLOSION. Y fue así porque nuestro tío Antonio trabajaba a turno en los Astilleros, lugar muy próximo a donde se produjo aquel espantoso y lamentable suceso.
Aquello fue un punto de inflexión en la vida de la ciudad, pero de eso me enteré muchos años mas tarde.
Y llegó Septiembre, y mi padre supo que era destinado a un pueblecito de Marruecos cerca de Tetuán. En aquellos tiempos era una aventura y mi abuela iba a sentir la separación. Ese pueblo se llamaba UAD- LAU
El autobús paraba en Canalejas, justamente en el edificio que albergaba el cine Gades. Desde allí cogíamos un taxi que nos llevaba a la casa de Ramona, mi abuela materna en la Tacita de Plata. Era el día 1 de Julio.
El verano transcurría lentamente. A esa edad nunca tienes prisa. Desconoces esa palabra. Por la mañana te despiertas y oyes esa mujer que pregona en voz alta " El Diario de Cadiz El Diarioooooooo". Eso con una musicalidad muy especial. Difícil de explicar. O tambien " el quinientos setenta y seis, llevo dos iguales para hoooooooooy ". Así supimos que estábamos en Cádiz al despertarnos esos pregones.
Algunas veces te llevan a la playa de la Caleta, las menos al Balneario Victoria.¡¡Como recuerdo aquel tranvia, y aquellas colas frente al muelle en Canalejas!!.Y aquellas casetas y aquel olor fortísimo a bajamar. Pocas veces he vuelto a sentir aquel olor. Quizás algo parecido, pero no igual.
Y aquellos vecinos Manuela, Trini, Lola, Paca, Patro, Doña Dolores Doña Manolita, El cura y doña Maria y un señor bajito y muy elegante al que llamaban Arturito. Vivíamos en Cardoso nº 2 2ºdcha
Mi madre tenia 28 años, mi padre 37 . Por las tardes a eso de las seis de la tarde mi madre empezaba a " arreglarnos ", palabra muy propia de aquella época. A las siete saliamos rumbo a la Plaza de Mina.
Allí se sentaban los padres en los bancos mientras los niños correteábamos por la Plaza. Dos gordas de pipas de girasol, dos gordas de altramuces y dos gordas de triki-trake , " consumian tres partes de mi hacienda ".
A las nueve de la noche nos íbamos de regreso a casa. Todavía no existía ese cambio horrible de hora de verano. Desde la Plaza de Mina, mi padre decidía el itinerario a seguir. Había fundamentalmente dos. Uno por las calles San José, Ancha, San Miguel, cuesta deTomás Isturiz , puestos de los churros y enseguida Cardoso 2, y a su templo. La otra alternativa era Callejón del Tinte, Sagasta, Ancha y después igual que el primer itinerario.
¿Por que cuento esto? Bueno hay una pequeña anécdota que se repetía muchas veces en todo el veraneo de la familia Iglesias, con lo que dejaba de ser anécdota. Cuando tomábamos el 2º itinerario Isabelita y Manolito se miraban muy contentos. En la esquina de Sagasta con Cánovas, creo, había un Bar llamado la Cruz Blanca. Allí nos tomábamos unas copas y unas tapas.¡¡¡que cosa mas simple!!! Mis padres tomaban vermuth, a mi hermana y a mi nos daban un refresco. Pero lo que mas nos gustaba eran las tapitas. Mi hermana y yo hacíamos apuesta a ver quien ganaba, según fuésemos por San José o por el Tinte. Cuando iniciábamos el regreso desde la plaza nos mirábamos. Era un momento de complicidad no disimulado.
A veces íbamos por Ancha y seguíamos hasta el Palillero, para después tomar Columela, Plaza de las Flores y Mercado Central. Este itinerario no nos gustaba mucho, pues no nos permitía cuando bajábamos por Tomas Isturiz, ver alguna escena del cine Terraza, cuando nos cogía en brazos mi padre o alguien mayor.
El cine Terraza era uno de los varios cines de verano que había en Cádiz.
Ese mismo verano ocurrió una cosa. Era una noche de Agosto. Volvíamos de la plaza de Mina por este último recorrido, cuando mi hermana y yo vimos como el cielo de la Plaza de las Flores se puso intensamente rojo.
Inmediatamente se oyó una explosión, y la onda expansiva nos arrojó al fondo del pasillo de un bar llamado El Piano. Recuerdo que mi padre se llevó las dos manos a la cabeza, mientras exclamaba ¡¡¡¡Dios mio !!!, pensó que se trataba del fin del mundo. Nos diría más tarde.
La ciudad se quedo sin luz y se oían muchos cristales rotos por los suelos.
Las personas que andaban como nosotros, tampoco se explicaban que sería aquello. Circulaban todo tipo de rumores.
De aquella explosión supimos algunas cosas mas en horas sucesivas. Pero yo era muy pequeño y de todos los detalles no me enteré. Mucha confusión. Aquello se conocería para siempre en Cádiz como LA EXPLOSION.
De aquella experiencia me quedó la tristeza de ver a mi tia Josefa llorar por la muerte de su hermano Antonio que aquella noche falleció,víctima de LA EXPLOSION. Y fue así porque nuestro tío Antonio trabajaba a turno en los Astilleros, lugar muy próximo a donde se produjo aquel espantoso y lamentable suceso.
Aquello fue un punto de inflexión en la vida de la ciudad, pero de eso me enteré muchos años mas tarde.
Y llegó Septiembre, y mi padre supo que era destinado a un pueblecito de Marruecos cerca de Tetuán. En aquellos tiempos era una aventura y mi abuela iba a sentir la separación. Ese pueblo se llamaba UAD- LAU
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