viento

por jose manuel iglesias garcía

jueves, 12 de enero del 2012 a las 00:00

guardado en Sensaciones

 
Era una mañana de las que en Cádiz me apetecía andar por el paseo marítimo. Eran las 12 de la mañana de un 9 de Enero de 2012. Mañana desapacible de viento norte, pero mañana soleada. Lo de desapacible lo decía por el intenso viento que por primera vez en este invierno, hizo al fin su aparición. Y  digo al fin, no por quererlo ni desearlo, sino porque es raro que hasta estas fechas no hiciera la aparición  ese intenso noroeste tan común en esta zona

Me hacía feliz la contemplación de este mar tan inmenso. Aún siendo los comienzos del invierno,   me gusta sentir en el rostro mientras avanzo con paso de marcha, ese viento huracanado que todos desdeñan, pero que a mi me sabe a gloria algunas veces, como hoy después de haberme levantado tarde.

No se porque se me vino a la memoria mientras caminaba a paso de marcha, una tarde de invierno en el que debiera ser por esas mismas fechas, cuando conocí el frío de verdad.

Recuerdo un día de este mes cuando a la edad de 14 años, visité en compañía de mi tio Francisco y del padre Benitez el frigorífico del muelle de Cádiz.

El técnico que nos guió en la visita de la instalación nos advertía de las diferencia de temperatura en las diferentes plantas que íbamos recorriendo. Me impresionó la entrada en una de las mas frías cámaras cuyas enormes compuertas nos abrió al accionar un sistema automático ( de aquel entonces)  y a la que accedimos para experimentar el frío dentro de ella. Creo que era una temperatura de unos 50º bajo cero.
Ni que decir tiene que solo fue un instante el que permanecimos allí. Solo de pensar lo que podría suceder si se cerrase la puerta me producía y aun me produce escalofríos al recordarlo.

A la salida de la instalación, ya en el muelle,  parecía que era verano al sentir el débil sol de las primeras horas de una linda  y muy fría tarde de enero.
No se porque me vienen a veces estos recuerdos, que, como flaxes me hacen sentir vivamente un lejano pasado, que yo convierto en un presente lleno alegría, porque me siento tan niño como entonces.

No se muy bien porque sucede esto, pero me resulta muy gratificante. Es como sentir la libertad. 

Y el viento, este viento  que todos aquí desdeñan a mi me sabe a gloria casi siempre y  traiga la dirección que traiga. Aquí la gente maldicen el viento de levante, sin embargo es un viento que me encanta, sobre todo en verano,  si no es demasiado fuerte.

Estaré encantado de hacer una oda al viento que seca las humedades y que nos invita a sumergirnos en las cálidas playas de Cádiz.